Astros se repuso de un grand slam en el primer inning y forzó un sexto juego. Siguen contra la pared pero jugarán en casa
Jesús Linares @pelotabrava
No me vengan con cuentos de que la trampa y esto y aquello. Los Astros son un equipo de muy buena ofensiva. Anoche lo demostraron en el juego 5 de la serie mundial. Un cuadrangular con las bases llenas de Adam Duvall empezó la celebración temprana en Truist Park ante más de 40 mil personas que ingresaron a ver coronarse a sus Bravos. Pero la fiesta comenzó demasiado temprano y no se pudo vivir de la renta hasta el noveno episodio. Houston se sobrepuso a ese batazo y de a poco fue descontando en el encuentro hasta tomar el control y clavar la estocada que les permitió mantener vivas las aspiraciones de una nueva corona de serie mundial.
Martín Maldonado destacó a la ofensiva. Normalmente se suele decir que es un receptor defensivo. Sus números respaldan tal afirmación pero el hombre anoche respondió en el momento en que los Astros necesitaban que alguien asumiera la tarea de despertarlos tras dos noches de sequía. Noche de tres remolcadas para «Machete» quien como pudo trajo las carreras. Elevado de sacrifio, boleto con las bases llenas e imparable fueron los métodos del boricua para mover el score de su conjunto. Pero era una noche en donde los menos «famosos» tendrían su protagonismo. Marwin González, quien entró a última hora en el roster de serie mundial de Houston, conectó el imparable que rompió el empate en el quinto, apenas un sencillo «mal bateado» dicen algunos, pero trajo dos carreras que pesaron 1 tonelada en la cuenta de Atlanta. La remontada causó su efecto y los Bravos no volvieron a estar adelante en el marcador.
Atlanta estuvo con la pólvora mojada luego del palo de Duvall hasta que Freeman en el tercero se fue para la calle en solitario. Luego de ese batazo el picheo de los Astros estuvo impecable. Los brazos que Baker utilizó hoy son los que mejor le han respondido y el día libre de mañana le favorece a su cuerpo de relevistas. Atlanta sigue con el inconveniente del béisbol, un problemita histórico: la falta de picheo. Pero veamos las cosas con objetividad, Valdéz tampoco es consistente. De hecho hoy no le funcionó. Urquidy tuvo que venir en labores de relevo, tras la salida temprana de Valdéz. Previamente Yimi García había sofocado el ataque de Atlanta tras el golpe de Duvall.
Atlanta y Houston tienen se enfrentan a serios problemas con el picheo. Sobre todo en el juego 6 los Astros lucen más vulnerables. Es incierto lo que pueda traer en la bola el venezolano Luis García, pero Baker va a confiar; lo que si sabemos que sucederá es que apenas un pequeño trastrabilleo, se irá a las duchas. Comenzará la odisea y ahora frecuente técnica de utilización de openers, carrusel o como quiera que se llame. Atlanta ya lo aplica, Baker puede hacerlo. Houston fue campeón mundial en 2017, en 2019 perdió en 7 juegos ante Washington en propia sede. Una derrota más y se repetiría la historia negativa que tanto intentan evitar. Una bonita oportunidad para regalarle a Greg Maddux quien fue el homenajeado y lanzó la primera bola, un poco de lo grande que fue, pero los Astros tenían otros planes para con los escopeteros locales.
¿Por qué ganar los Astros?
Porqué necesitan lavar su imagen. Ya pagaron su condena. La cruz moral la cargan en los otros 29 estadios de grandes ligas a donde vayan. Los abucheos e insultos no han parado desde aquella confesión y posterior sanción. Los jugadores saben que este título les lavaría un poco la cara. Es tiempo de cambiar. Salieron de Cora, de Hinch y ahora bajo las riendas de Baker -y la supervisión de MLB- quieren presentar un panorama diferente. La ofensiva sigue fuerte y ellos quieren su anillo de campeón.
¿Por qué ganar los Bravos?
Atlanta tiene 26 años sin títularse, se ha invertido mucho dinero en estadio nuevo, la plantilla no es cara, pero la oficina se ha movido con incorporaciones importantes. El otro detalle es que los Bravos llegaron aquí sin dos pilares sobre los que se planificó precisamente este plan. Sin Ozuna ni Acuña aquí está Atlanta disputando un juego 6 de serie mundial. Sería un gran premio para la gerencia y por supuesto para la afición alzarse con el campeonato por el que se trabajó cada día.
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