En una noche empañada por una trifulca, expulsiones y perreos, Tiburones se pone 2-0 ante Cardenales en la final LVBP
Toda acción genera una reacción. Una trifulca, varias expulsiones y el perreo de Maikel García pintó de gris el espectáculo del miércoles en la noche. El juego 2 de la final de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional en el que los Tiburones de La Guaira ganaron 12×10 a los Cardenales de Lara. Evidentemente para la afición ganadora, pudieran llover los argumentos para justificar tales actuaciones, y evidentemente, luego del out 27, solo piensan en el juego 3 a celebrarse en Barquisimeto, en donde buscan poner al rival contra la pared.
Pero el asunto no es tan sencillo. Wilson García, Luis Torrens y Maikel García brindaron apoyo ofensivo con sus batazos grandes. La ofensiva de La Guaira estuvo contundente y básicamente arrollaron a Lara. De hecho, el cerrador estrella de la LVBP, Silvino Bracho, fue castigado y dos jonrones prendieron la mecha para lo que vendría a continuación.
Un cuadrangular por el jardín central de Maikel García empataba las acciones en el octavo episodio. Hasta ahí todo bien, pero el bateador se perreó el batazo y lanzó el madero hacia el dogout rival. Este acto evidentemente enfureció a los rivales y se prendió una batalla campal entre miembros de ambos equipos. Previamente ocurrieron dos expulsiones, el lanzador dominicano Rodrigo Benoit y el manager de Cardenales, Henry Blanco, tras el cuerpo arbitral considerar que un pelotazo a Torrens fue intencional y el posterior reclamo del capataz cardenal.
García dijo que desde la cueva roja lo estaban provocando, y que luego del jonrón reaccionó a tales comentarios. El batazo era suficiente, el perreo fue el yesquero que prendió el tabaco de la discordia. Lara debía responder y una pelea que duró alrededor de treinta minutos.
El perreo y el abuso cuelgan de un hilo muy fino, la frontera no está clara porque la subjetividad entra en escena. García dijo que no quiso ofender a nadie pero que se dejó llevar. Incluso cada lector puede tener su interpretación a tales actos y a las posteriores declaraciones. Nuestros actos son como piezas de ajedrez, los errores se pagan caros, aunque cada día nos da una nueva oportunidad de hacer las cosas de una mejor manera.
Lo cierto es que el espectacular juego terminó empañado, pudo ser mejor, pudo ser más bonito, la rivalidad entre las rayas de cal se mantiene y este jueves en el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto se disputará el juego 3 de la final.