Los Bravos de Margarita aplastaron a sus rivales en el regreso del béisbol profesional a la isla de Margarita tras cinco años de ausencia
El oriente venezolano es tierra de refranes. Nada mejor que comenzar estas lineas con aquel que reza «El buen hijo vuelve a casa». Tras un lustro de ausencia, la isla de Margarita recibió con los brazos abiertos a su hijo menor: Los Bravos. Entre pandemia y crisis el equipo tuvo que mantenerse jugando en «tierra firme», pero manteniendo sus oficinas en la isla.
La esperanza de regresar estaba latente entre sus aficionados, y desde la gerencia prometían el viaje, pero como para todo en la vida, hace falta dinero.
A inicios de 2024, los Bravos anunciaron que la 2024-25 se jugaría en Guatamare, el sector que alberga al estadio Nueva Esparta. En ese entonces, el acuerdo era que Bravos comenzaba movimientos de tierra y otras refracciones, mientras que el gobierno nacional principalmente se encargaba del grueso de la inversión.
Mientras el calendario iba corriendo, finalmente llegaron las reparaciones, la grama artificial y la voz de playball en la isla estaba cada vez más cerca. Fue gratificante ver maquinaria pesada removiendo tierra en el diamante, era como remover años de deterioro y dejadez.
Sonreir, era sinónimo de realidad ante el primer picazo.
Como el Fortín de La Galera pero con mejor ofensiva
En Juan Griego, la segunda ciudad más grande del estado insular, y con una ubicación privilegiada que hoy deleita a turistas y visitantes, yace en el tope del cerro, el famoso Fortín de La Galera, con hermosas vistas tanto de la Bahía de Juan Griego como de la Playa de La Galera.
En ese recinto, se libraron movimientos y batallas independentistas, como la de 1817 cuando los margariteños enfrentaron a Morillo. Sirvió de centro de operaciones para la entonces resistencia de los pobladores ante España.
Hoy, los Bravos han encontrado un verdadero fortín en Guatamare, cabe destacar que el estadio no se llama Guatamare, sino que Guatamare es el sector donde está ubicado el estadio de nombre «Nueva Esparta». Es allí donde los Bravos han mostrado su excelso juego de la mano de su dirigente José Moreno y donde verdaderamente han lucido intraficables.
Margarita juega para 12-9 a medio juego del líder Tiburones de La Guaira. En su regreso a la isla juegan para 7-1, eso es un record arollador. Ganaron las tres series que disputaron ante Tigres, Tiburones y Leones. Ahora regresan a la carretera en donde enfrentarán a Tigres y Tiburones en Maracay y Caracas respectivamente, para luego volver a su fortín ante Tiburones y Navegantes del 12 al 17 de noviembre.
Hágase la luz
Dentro de los daños que sufrió la casa de los Bravos, estuvo el alumbrado. El deterioro propio del desuso y la falta de mantenimiento, así como también las manos silenciosas del hampa imposibilitaron iniciar la temporada jugando de noche. Los primeros juegos en la isla fueron a la 1 de la tarde lo que complicó el asunto para todo el mundo.
No es fácil jugar en Margarita a esa hora, pero era la única opción. Los peloteros se quejaron, pero ojo, esto afecta a todos, tanto rivales como a los propios peloteros de Bravos. No hay ventaja para nadie.
Lo cierto del caso es que de acuerdo a lo reportado por el gerente general Yves Hernández, existe la posibilidad de que para la siguiente gira en casa, ya cuenten con el alumbrado para jugar a las 7pm. Eso sería maravilloso para todos, incluyendo la posibilidad de que la asistencia mejore considerablemente por razones obvias. Además que Magallanes va a la isla y siempre eso va a general más entrada.
Lo cierto es que Margarita nunca más debería tener un estadio Nueva Esparta en las condiciones en las que estuvo hasta el año pasado.
Solazo con gusto no pica
Tras la primera victoria en casa, el manager José Moreno expresó la satisfacción de ser parte de la historia. “No hay una mejor manera de empezar el retorno aquí en la isla, el apoyo ha sido increíble desde que llegamos acá a Margarita ha sido tremendo. Los fanáticos del lado de nosotros, casi lleno. Bien contentos de haberle dado este espectáculo a los fanáticos”.
Moreno destacó lo difícil de jugar en ese horario. «Aunque el clima estaba afectando, por el cansancio tuvimos que recurrir al bullpen, pero ya con la ventaja tuvimos chance de darle descanso a los brazos que hemos utilizado bastante”.
Varios jugadores tanto de Bravos como de los rivales manifestaron lo rudo de jugar a la una de la tarde, pero esto podría cambiar una vez se materialice lo del alumbrado.
Con calor o sin calor, Bravos sigue firme en la búsqueda de ese ansiado primer título, aquella franquicia que nació producto de la expansión del béisbol profesional venezolano en 1991 junto al hoy Caribes de Anzoátegui, es hoy la única novena de la LVBP que aun no conoce las mieles del título y lo que representa jugar la Serie del Caribe.
Foto: Tomás Rodríguez