El cerrador de los Padres de San Diego vive una temporada de ensueño, es el momento de celebrarlo con sus seres queridos
Para Robert Suárez, la familia lo es todo. Proveniente de un núcleo en el que eran frecuentes las reuniones en un diamante de béisbol, deporte que él y su hermano han jugado desde niños, es una costumbre familiar las tradicionales celebraciones y convivios tras finalizar aquellos duelos de pequeñas ligas.
La temporada 2024 ha sido grandiosa para Suárez, tras la primera mitad, el cerrador de los Padres de San Diego tiene una efectividad de 1.67, con 22 salvados, y 35 ponches en 37.2 entradas de labor. Sencillamente es una temporada especial.
La recompensa ante tal desempeño fue el llamado al Juego de Estrellas de 2024, y por supuesto, el especial logro incluyó la invitación de los suyos al Globe Life Field de Arlington.
«Mi familia es lo primero, están aquí acompañándome», soltó Suárez en el media day, evento previo al Jonrón Derby.
Es tremenda experiencia, mi primer juego de estrellas, es emocionante estar aquí». Agregó.
La historia de Suárez es una historia diferente, es una demostración de que el camino para llegar a las Grandes Ligas puede tener vías diferentes, pero el proceso es el mismo: Trabajo duro.
El derecho, no firmó al profesional a los 16 años como la mayoría de los cotizados prospectos de MLB. Tampoco tuvo paso por las ligas menores, sino que probó su talento en el circuito mexicano de verano con los Saraperos de Saltillo. El camino al éxito vino tras esa nueva oportunidad.
Ese paso por tierras mexicanas, incluyó dejar el deporte de sus amores y dedicarse a otras actividades entre ellas, ser un guardia de seguridad. Había que poner el pan en la mesa de su familia, y el mismo deseo de salir adelante, no le bajaron las ganas de brillar.
Tras un segundo aire, Suárez logró firmar para la pelota japonesa y de ahí en adelante, pareciera que en un abrir y cerrar de ojos, estaba en Las Mayores. Toda una rareza
En 2023, firmó un contrato de tres años y 30 millones de dólares con los Padres de San Diego, además tiene dos opciones para las temporadas de 2026 y 2027. La familia fue la inspiración para mantenerse luchando por sus sueños.
El año pasado, una lesión en su brazo de lanzar lo limitó apenas a 27.2 entradas. 2024 le ha sonreído y el premio ha sido un llamado al All Star Game.
«Se siente bien, es grandioso vivir la experiencia, y mi familia está aquí para apoyarme». Suárez vino con su madre, varios de sus hermanos y su esposa.
Un compañero especial
Su hermano Albert Suárez, también lanzador de grandes ligas con los Orioles de Baltimore es más que solo un pariente cercano. Básicamente cada uno es una especia de coach del otro.
«Mi hermano y yo entrenamos juntos, y mantenemos buena comunicación, es un proceso de crecimiento y aprendizaje, superando obstáculos y lesiones».
No cualquiera tiene un hermano que sirva de mentor y a la vez pueda realizar algunos lanzamientos contigo.«La preparación constante ha sido clave para salir ahí y estar al cien por ciento». Cierra Robert.
