David Murillo @Daless3z
En un mundo que ha vivido volcado a las super estrellas que genera el fútbol y donde el principal protagonista es el jugador, donde la imagen, la moda, el estado de forma e incluso el atractivo físico premia por sobre muchos aspectos deportivos, hace unos 20 años el mundo giro su cabeza y puso sus ojos sobre un participante del juego poco común, el árbitro.
Los reto a que hora mencionen 5 árbitros, seguramente no llegarán a 3 y quién sabe 5, probablemente no podrá mencionar más que eso. Por lo que destacar en la labor del arbitraje no es tarea sencilla, no es un trabajo fácil de recitar. Es por eso que hoy le dedicamos unos párrafos a Pierluigi Collina, aquel árbitro que sufría de alopecia y un desorden hormonal que lo hizo perder todo su pelo y está apariencia de ojos saltones que sin duda llamaba la atención.
Economista de profesión, amante del fútbol por afición, practicaba el fútbol amateur y es donde nace su amor por un deporte más limpio y justo y decide arbitrar comenzando en Serie C, bastarían 3 años para que el juez de cancha llegara a primera de Italia y de ese momento en adelante pues nada, el se encargo de brillar.
Temido por los jugadores, respetado por la afición y los equipos, pero sobre todo capaz de imponer respeto y hacer que el juego fluyera de manera natural y que los jugadores se encargarán de lo que deben hacer, es decir jugar, dar un espectáculo. Todo era natural con él sobre la cancha, Pierluigi hacia que el fútbol se desarrollará y esto favorecía al juego.
Comenzó a tomar relevancia con finales de olímpicos, jornadas importantes de la liga y finales de la Champions, pero en su haber hacía falta algo y si esperaba una final de la Champions, muchos hablan del partido de Ronaldo, pero pocos recuerdan el recital de Pierluigi. Administrando el juego, esclarenciendo jugadas, siempre posicionado, siempre seguro de si mismo.
Era tanta su fama que el PES lo puso en su portada, un árbitro siendo portada de juego ¡Así era su importancia en el fútbol de la época! Patrocinios de marcas deportivas como adidas, reconocimientos por su participación y talento en el juego, pero sobre todo la transparencia que lo marcó, misma de que nunca quiso que se dudará y producto de un patrocinio con Opel y la queja de diferentes grupos en la liga italiana, el magistrado decidió dejar el juego, porque para el primero estuvo la credibilidad.
Pasan los años y lejos de ver figuras en el arbitraje como Pierluigi, nos quejamos de la influencia negativa que tiene sobre el juego los árbitros y cómo estos afectan el rumbo de los partidos. Un árbitro que no necesitaba de repeticiones, de llamadas al monitor, que solo ocupo su posición, atención y convicción para pitar un juego.
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