Océanos de palabras se han escrito acerca de la trifulca entre Caribes de Anzoátegui y Tiburones de La Guaira del pasado fin de semana en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. Los videos recorrieron el mundo deportivo y hay una sola conclusión: la violencia daña el espectáculo. Ya sabemos también que hay códigos entre los peloteros, en los que el respeto debe prevalecer por encima de cualquier cosa, pero también hemos visto un incremento del llamado «perreo» en la pelota incluyendo la de grandes ligas.
Esa diferenciación entre aquellos de la «vieja escuela» y los de la «nueva» parece hacerse abismal cuando se trata de perreo y violencia. Ciertamente otrora se jugaba un béisbol más agresivo y de contacto que el de hoy. Pero ya el asunto ha cambiado con las lesiones y sobre todo el dinero. Pero es curioso ver como Asdrúbal Cabrera y su experiencia como ligamayorista y hombre de pelota pudo golpear a un bateador corredor luego de conectara su tercer jonrón de la noche y que «perreara» en lo que tal vez haya sido la mejor noche de su vida peloteril.
Carlos Castro conectó tres jonrones ante Caribes y, según los jugadores de Caribes, irrespetó a sus colegas y calentó las cosas. El punto es que Cabrera decidió tomar la justicia en sus manos y justo cuando corría por la primera base, lo golpeó en el rostro y eso provocó una pelea colectiva. Hay que agregar que en medio de la pelea el el derecho Edubray Ramos lanzó una pelota «gatillo alegre» que impactó en la frente del lanzador Liarvis Breto. Esto es muy grave, pudo haberlo hasta matado. ¿Qué pasa en la LVBP?
La liga de inmediato emitió un comunicado en el que se lee:
La Liga Venezolana de Beisbol Profesional ratifica su compromiso irrestricto de alentar el buen comportamiento de todos sus actores involucrados, así como el de fomentar el buen ejemplo tanto dentro como fuera del terreno, por lo que condena cualquier acto de violencia y actitud antideportiva que la provoque. El marco jurídico de la LVBP, que ante los recientes casos presentados en Valencia y Puerto La Cruz se basa en su Código de Ética y Disciplina, presenta un procedimiento que se debe cumplir para emitir las respectivas sentencias.
El beisbol profesional venezolano es un espectáculo que alienta el disfrute en familia, al ser esta disciplina parte fundamental de nuestro acervo cultural. Para la LVBP es su razón de ser y tiene como misión fundamental brindar a los aficionados un espectáculo de calidad a través del deporte.
Tiburones y Caribes suspendieron a lo interno a los involucrados. Afirman que la medida se mantendrá hasta que la liga se pronuncie al respecto. Hay que tener mano dura, y el reglamento puede parecer de sanciones blandas, pero eso es lo que está escrito. Ahora que toque reformarlo, o modificarlo ya es harina de otro costal, pero este caso determinará si eso es necesario.
En un mundo donde todos exigen y exigen derechos, la liga tiene un deber de garantizar el buen espectáculo que incluya por supuesto un juego libre de violencia. Hay trabajo por hacer, pero hay que retomar lo positivo, la política antidopaje, el orden, y el juego limpio. No podemos permitir que escoltas armados «acompañen» a los peloteros en los «dogouts». Hay que comenzar a hacer las cosas como son.
Todos pueden alzar la voz, no importa quién seas, no es algo de jerarquía. Muchos peloteros aceptan el perreo como parte del espectáculo, incluso MLB vende con esas celebraciones. No hay manera de saber si tu celebración ofenderá o no al rival. Es un tema complicado. ¿Hay generación de cristal «veteranos» en MLB?
Carlos Pérez un zurdito dominicano de los 90s era impresionante como perreaba, igual José Lima en Lidom, K-Rod, Tatis, Acuña, y muchos otros. La lista es demasiado larga, solo intento mostrar que el asunto no es de esta generación. En todas las épocas el perreo está en el roster, los pelotazos y los golpes también. Ahora el tema del marketing hace mucho más visible el asunto.
La psicología como ciencia nos explica que cada quien decide como sentirse ante un estímulo externo. Depende de usted si se molesta o no con algo que provenga de terceros. En criollo esto se resume en que usted tiene la habilidad mental de desarrollar si es «picao» o no. Generalmente el que es «picao» debe poder aguantar «chaleco», caso contrario se las va a ver muy mal. Al que le gusta chalequear tiene que aguantarse.
En el barrio donde fui criado, tenías que aguantarte el chalequeo de los mas grandes, no existía el bullying, se llamaba chalequeo, aun hoy existe, nunca me ofendí, sino todo lo contrario. Uno aprende a no verse afectado por eso, el que se ponía bravo, o se molestaba le iba mucho peor porque daba pie a más chalequeo. Es algo extraño y nadie está obligado ni merece ser ofendido e irrespetado por los demás, mucho menos ser objeto de burla, pero ¿qué podíamos esperar en un barrio, donde apenas unos pocos iban a la escuela?
El perreo no va a desaparecer, los códigos del béisbol tampoco. Lo que puede hacerse es trabajar en el tema de la violencia. Las bancas siempre se van a vaciar, ocasionalmente veremos peleas porque son humanos con egos los que están allá abajo. Es asunto de educar y de hacerles entender que no todo se resuelve agarrando arrecheras y echando coñazos.
Por: Jesús Linares @jesuslinares23
Foto: Cortesía