Tras coronarse campeones divisionales, los Astros de Houston celebraron a lo grande su banderín. A mi juicio, los factoresque hacen de este logro, algo especial radican en mantener el picheo a nivel de competencia a pesar de las lesiones y la batalla que le dieron a sus rivales divisionales.
Aunque ciertamente, cada victoria es especial siempre encontraremos una historia que contar. El juego terminó con un ponche nada menos que a la superestrella Julio Rodríguez, de los Marineros de Seattle, lo que representó una rivalidad que se ha acrecentado en los recientes años.
Un camino difícil
Los Astros llegaron a estar 12-24 tras los primeros 36 juegos. Eso es un record terrible, de hecho comenzar así básicamente representa una condena a una eliminación temprana. Houston encontró la manera de recuperarse de ese record. Eso por supuesto que tiene mucho de especial, porque implica la no redención. Tras ese horrible comienzo, los Marineros de Seattle tomaron por asalto la división oeste, y pasaron gran parte de la temporada al frente de la misma. En algún momento, Houston estaba a 10 juegos del líder y los problemas con la rotación no cesaban. Es un hecho conocido que hasta seis abridores estuvieron fuera, y hoy siguen lesionados y/o en recuperación los ya probados Cristian Javier, Luis García, José Urquidy y Lance McCullers. Eso es terrible para cualquier equipo, pero Houston pudo encontrar en varios brazos jovenes la competitividad necesaria para apalancar esa clasificación.
«Todo el mundo se mantuvo positivo, esa fue la clave» dijo Dana Brown, el Gerente General del club.
Joe Espada el dirigente del club no esconde las letales armas que tiene bajo su dirección «Es un equipo que sabe ganar, ellos son unos guerreros, nunca perdemos la fe, estuvimos abajo por 10, 12, 15 juegos y nos mantuvimos peleando».
«Los lanzadores que trajimos de las menores nos dieron mucha ayuda. Al igual que Jason Heyward, Ben Gamel, necesitamos a todos para llegar a esta posición». Dijo Espada.
En su temporada de debut como dirigente, el boricua ya tiene un campeonato divisional.
Agarrando el gustico
El dominicano Héctor Néris, quien pasó gran parte de su carrera con los Phillies de Philadelphia y nunca tuvo la oportunidad de jugar en la postemporada, llegó en ese entonces a Houston y al poco tiempo obtendría un anillo de serie mundial. Sinceramente Néris fue el que más se gozó aquellas celebraciones de 2022. El negocio siguió su curso y el derecho se fue a los Cachorros de Chicago.
Por cosas de la vida y de números verdes, los Cubs lo dejaron en libertad y los Astros vieron una oportunidad en un brazo conocido y rendidor. Nuevamente Néris tiene lugar en una postemporada.
«Es un equipo que me abrió las puertas y me dio la oportunidad de conocer una etapa, el campeonato es un premio a tu sacrificio, es como un examen en la escuela, cuando ves el puntaje, dices que valió la pena estudiar».
«Mi familia también estuvo involucrada con los Astros, yo estuve fuera, fui a otro equipo y mi familia no dejó de seguir y ver los juegos de Astros, eso es conexión».
«(Ryan) Pressly me dijo en Chicago cuando nos efrentamos que no me veía bien con uniforme de equipo azul». Dijo Néris.
El elegido
Ronel Blanco tuvo su primera temporada completa en las grandes ligas. Un lanzador que había sido principalmente como relevista en sus pasantías en Las Mayores, tomó parte de la rotación en 2024 y respondió en un momento en donde Houston necesitaba iniciadores.
«Es el primer paso para lo que queremos, se siente bien saber que aportaste por este triunfo, vamos a terminar fuerte, porqué queremos ir a la serie mundial». Dijo Blanco.
Blanco estableció topes personales en practicamente todo lo que lanzó para el home. En sus presentaciones anteriores apenas alcanzó en 2023 los 52 innings lanzados, este año incrementó a 162.1 entradas trabajadas y vaya que ayudó a su club terminado con record de 12-6 y efectividad de 2.88 para consolidarse como uno de los mejores lanzadores del club y de las mayores esta temporada.