Desde la República Dominicana ha venido surgiendo desde hace años una especie de movimiento urbano al que desde esa tierra llaman la generación alofoke, entendida esta -para una parte- como una especie de subcultura generalmente nacida en los barrios, en donde los antivalores predominan en el comportamiento de la población, especialmente de la juventud. Ejemplos son numerosos y el principal problema radica en que la falta de educación castiga por supuesto a los más pequeños, por supuesto los más desprotegidos.
Cuando se es joven, generalmente se busca una figura a quien admirar, o a quien seguir, y en estos tiempos de redes sociales, muchos personajes del llamado género urbano, llevan la volanta en el tema. Los niños adoran a estos personajes que visten creando sus propias modas, y la falta de discernimiento produce consecuencias terribles al no poder diferenciar lo bueno de lo malo.
Y es que precisamente ese discernimiento es lo que suele diferenciar las cosas, y marcar el comportamiento adecuado, nuestra America latina sufre de la falta de educación y de los valores primados del hogar. El caso Wander Franco no ha sido la excepción, de hecho, este caso ha sido mediático y ruidoso por el personaje de quien se trata. Pero pocos se han puesto a pensar en la víctima. ¿Todos son víctimas o todos son culpables?
Un precepto jurídico latino por excelencia dice «Dura lex sed lex», es decir, Dura es la Ley, pero es la Ley. A el torpedero de los Rays de Tampa se le acusa de explotación sexual comercial y lavado de activos, en una situación en la que según se desprende de las investigaciones del Ministerio Público de ese país, Franco y una menor de edad tuvieron una relación, en la que la madre de la menor recibía dinero como parte de esa «relación». Suena extraño, pero esas cosas suceden, y si, como ha dicho «cayó en el gancho».
Franco tiene una cita con la Ley y será la justicia de su país la que determine su nivel de culpabilidad ante los delitos que se le imputan
Tras la expectativa de ir a prisión desde el inicio, Franco fue impuesto de medidas cautelares que insistimos son la regla en estos tipos de sistemas penales, la libertad es la regla, la prisión la excepción. Una fianza y presentación periódica han sido las consideraciones del tribunal para con Franco. Ahora con respecto a la madres, prohibición de salida del país y arresto domiciliario.
Nuestras sociedades deben dejar de pensar que vivimos en la era de los cavernicolas, donde cada quien impone sus reglas, donde cada quien hace lo que le da la gana, esa es la generación alofoke, en la que cada día la fiesta y las drogas están en cada esquina, en cada liceo, en cada corillo. Esa que tiene como zona cool a la 42 de Capotillo. Eso de que es mejor ser un tiguere, un malandrito, que un bobolón, o un palomo debe cambiar. Esas cosas hay que cambiarlas, y la manera de hacerlo es con educación. Los que piensan lo contrario sobre la generación alofoke son los que se benefician de ello. Es muy simple.