En solo meses Bryan Abreu saltó del tabloncillo al diamante
Una recta que supera las 100 millas por hora, es la carta de presentación del dominicano Bryan Abreu, un brazo de confianza en el bullpen de los Astros de Houston.
Aunque no tiene un historial como el de cientos de grandeligas que se iniciaron en la pelota a los cinco o seis años de edad, tiene un talento para el juego que lo llevó al big show, a pesar que previamente su pasión iba entre balones, aros y tableros.
De hecho ni siquiera jugó en las pequeñas ligas, contrario a casi cualquier niño dominicano.
Balones y solazo
Su niñez y adolescencia las pasó entre canchas de basketball, realizando donqueos y dribles, cogiendo rebotes y encestando triples entre los barrios Simón Bolívar y Las Cañitas, en el populoso sector Santo Domingo Este.
Su primer entrenador fue Alberto Arias, quien guió a Abreu junto a otros muchachos del barrio Simón Bolívar a mantenerse alejado de los malos pasos a través del deporte.
«Fiebru», o lo que es lo mismo, un muchacho que siempre estaba pendiente de jugar baloncesto, sin importar horario ni fecha en el calendario sobre todo en tardes soleadas y calurosas. Así se define Abreu.
«Comencé a los 5 años. Mi papá era jugador de baloncesto y junto a mi madre me inculcaron el deporte». relata Abreu mientras realiza algunos dribles con un balón el el dogout del Minute Maid Park de Houston.
De larga distancia
Su talento le permitió destacar en sus equipos y en algún momento fue tomado en cuenta como un potencial selección nacional de baloncesto.
«Quería jugar baloncesto profesionalmente, en Dominicana las ligas son bastante competitivas, incluso existían posibilidades de ir a una universidad en los Estados Unidos», recordó.
Parecía que el baloncesto sería su futuro.
«Como todo muchacho me la pasaba en una cancha, pero también iba a jugar béisbol en el barrio». cuenta mientras se acerca su manager Dusty Baker a quien le hizo un pase de pecho.
Baker recibió el balón, y enseguida devolvió el pase a Bryan Abreu, luego de una sonrisa dijo: «good boy» antes de irse a su oficina. «Metía muchos triples, como Curry» cuenta el ahora lanzador.
Rapidito
A los 13 años competía en las selecciones sub 17. Gracias a sus habilidades enfrentaba atletas mucho mayores. «Hacía donqueos y daba tapones a todo el mundo», afirma.
Pero la vida le tenía preparado otros planes, gracias a su talento «escondido» para el béisbol.
Una tarde, unos buscones lo vieron bateando mientras jugaba pelota con sus amigos del barrio. Visualizaron un futuro pitcher de MLB. Lo invitaron a un programa en el Centro Olímpico para trabajar en su nuevo deporte.
Apenas tres meses necesitó Abreu para obtener un contrato. Participó en tryouts con las organizaciones de los Rockies de Colorado y Astros de Houston, siendo estos últimos quienes le dieron la oportunidad de saltar al profesional.
Houston le firmó por 40 mil dólares en noviembre de 2013, desde ese momento transitó por las granjas del club hasta su debut en grandes ligas en julio de 2019.
El camino a las 100 millas
Ahora apunta a convertirse en un cerrador top de grandes ligas y acreedor de un contrato millonario. Su meteórica recta hace abanicar a casi cualquier bateador del mejor béisbol y eso vale dinero en el mercado.
«En 2018, estaba en las 95-96 millas, iba mejorando cada año, en la temporada de la pandemia estaba en 98 mph, luego de esa temporada, en 2021 logré lanzar 100 millas», cuenta Abreu sobre el incremento de la velocidad.
Y pensar que poco antes de firmar al profesional, estaba jugando baloncesto en una cancha cerca del Rio Osama en Santo Domingo Este.
«Mi mamá ahora no me deja tocar un balón. Los desinfla, tu sabes, nada de baloncesto ahora», Abreu entiende que su enfoque está 100% en el béisbol.
En su quinta temporada tendrá la oportunidad de sembrarse como un cerrador top en Las Mayores. Ha estado dominante con efectividad de 1.87 con 51 ponches en 33.2 entradas trabajadas.
El futuro es promisorio para Bryan Abreu.
Fotos: Houston Astros, Familia Abreu.