David Murillo @Daless3z
Hablar de fútbol no es solo afición, diversión y juego, muchas veces el deporte lleva en sí un implícito componente un tanto más oscuro como puede ser el negocio, pero aún más denso es la política y es que el fútbol al amotinar masas genera un foco interesante para aquellos que con planes maquiavélicos desean controlar la población y al más puro estilo del pan y circo se aprovechan de estas oportunidades.
Hay un club es especial del que no podemos dejar de pensar o hablar sin recordar su pasado fascista, su cercanía con su más oscuro rival como ser Benito Mussolini, aliado de Hitler y quien deseaba utilizar el fútbol para expandir sus creencias y sus resultados positivos tuvo, ya que durante años la Lazio ha sido asociada a estas creencias y políticas de extrema derecha, donde incluso el fútbol toma un papel secundario.
En los años 70 se funda en la Curva Nord nacen los ultras más peligrosos de Italia, amantes de la Lazio, pero sobre todo seguidores y fervientes creyentes del ultraderechismo y de Mussolini. Esta afición cobra fuerza cuando en el siglo pasado evitan la desaparición del club y se vuelve casi imposible tocarlos por su aporte.
Durante el transcurso de los años estos aficionados han tenido encontronazos con la policía y con aficionados rivales especialmente con los de la Roma, donde quizás uno de los últimos escándalos fue cuando realizaron un montaje de Anna Frank con la camiseta de la Roma, acto que fue condenado por la directiva del club y prometieron llevar a cabo acciones.
Esta afición también es reconocida por sus impactantes pancartas que marcan claramente su posición como aquella que decía «Auschwitz vuestra patria. El horno vuestra casa» o incluso en una previa de un partido contra la Roma colgaron de un puente maniquíes con la camiseta de la Roma y una pancarta que decía «Un consejo sin ofenderlos, duerman con la luz encendida».
Pero toda afición tiene un ídolo y todo ídolo tiene su pueblo predilecto, ese es Paolo Di Canio, amado por los aficionados más radicales de la Lazio y a pesar que su estancia en las águilas no fue muy larga, marcó un momento no solo por su talento o capacidad. Paolo nacido de la cantera de la Lazio desde joven brilló y durante un año de recuperación por una grave lesión previo a su debut se unió a los irriducibili donde conectó con ellos y se convirtió en uno de ellos en la cancha.
Forzado por temas económicos a venderlo. Paolo estuvo en la Juventus y en el Celtic donde fue ídolo en su única temporada y brillaría, para salir a Inglaterra con el Sheffield en donde protagonizaría una de las escenas mas recordadas de la televisión moderna cuando posterior a una agresión a un rival el árbitro lo tiñe de amarillo y Paolo descontrolado lo empuja. Di Canio era en la cancha un tipo poco amigable, sin embargo, y por azares del destino ganaría un premio al fair play.
En su regreso a la Lazio y a su más puro estilo su fascismo explota y cada vez que anotaba celebraba con la afición de la curva norte haciendo el saludo fascista, siendo la más recordada aquella en la que le anota a la Roma para darle una victoria definitiva a la Lazio. Por presiones externas el club se ve obligado a expulsarlo y Paolo con los días se retira, sin embargo, aun fuera de la cancha siguió dando de que hablar ya que fue expulsado de Sky Sports por tener un tatuaje donde se leía «DUX» en alusión a Mussolini.
Lo más sorprendente es que los irriducibili no solo tuvieron encontronazos con aficiones rivales, sino también con su propio equipo cuando rechazaban a Aaron Winter quien era de raza negra y judío o también cuando solicitaron a la Brujita Verón que tapara su tatuaje del Che Guevara o los insultos que recibió Cisse al confirmarse su traspaso al Rangers.
En el 2020 los irriducibili anunciaron su retirada para darle paso a los Ultras Lazio, un cambio de forma más que de fondo. Sin dudarlo una afición apasionada, pero a un precio altísimo y con prácticas que en el mundo moderno deberían quedar olvidadas.
Fotos: Cortesía.