Una aproximación al estudio de los factores de la tragedia quisqueyana
Bendita sea esa manía de andar buscado culpables cada vez que algo sale mal. En ocasiones se suelen llamar excusas a todo aquel pretexto que busca justificar alguna mala actuación. Pero esto no solo sucede en el deporte, sino en la vida misma. Si tengo un fracaso en una relación amorosa, suelo culpar a la otra parte, si el fracaso es laboral, culpo al jefe o a algún compañero envidioso, si el fracaso va en el desempeño sexual, culpo a la ansiedad, al estrés o lo que sea.
En el espectro deportivo sucede lo mismo que en la vida. Alguien va a ganar y otro va a perder, y ciertamente esa es la verdad, pero ¿por qué tenemos que buscar un culpable? bueno, porque para eso se estudia, para analizar, comentar e incluso no es ningún delito dar las impresiones de algún tema, aun sin ser especialista de la materia.
Aquí todo el mundo opina de política, de economía, de farándula, pero también de béisbol. Ese deporte representa para los amigos dominicanos él todo. El Clásico Mundial de Béisbol significa la representación nacional mas importante, aun por encima de un concierto de Romeo Santos, Juan Luis Guerra y El Alfa. Es más, tiene más importancia ese evento que una cumbre presidencial en la que asista Luis Abinader, por ejemplo. Un pelotero en ese país es un embajador y el evento que reúne a los mejores embajadores de ese deporte en el mundo claro que tiene que ser algo importante para un país entero.
La eliminación del equipo dominicano representa una tragedia por la prontitud en la que ocurrió. Quedarse fuera en la primera ronda sin dudas nadie se lo esperaba, sobre todo porque eran los favoritos del evento, no solo los favoritos del grupo, no señor, sino los favoritos a quedarse con el trofeo de campeones del Clásico Mundial de Béisbol 2023. Nada más y nada menos.
En ese sentido, conseguir victorias ante Israel y Nicaragua, no represente mucho para una afición que esperaba al menos ver a su selección metida en la final. ¿Por Qué? bueno, porque era un roster demasiado blindado, cargado de estrellas, pero sobre todo con una ofensiva impresionante. Con varios de los mejores peloteros del mundo, los que controlan el negocio y los que recientemente están en el top. «La real guasacaca y grasa de cocodrilo», me dijo un aficionado a las afueras del estadio.
Las críticas
Armando el equipo. Siempre que alguien tenga la responsabilidad de armar un grupo, van a existir detractores y personas incoformes. Eso es normal y hay que aprender a bregar con eso porque así es la vida. Pero a la vez están los haters, los que critican solo por joder. Esos son los que menos importan, pero a los que erróneamente se les suele prestar más atención. Entonces el primer cuestionamiento fue la presencia de Nelson Cruz como Gerente General y jugador. Bueno, Cruz es un pelotero veterano, pero es un actual jugador de grandes ligas. La idea fue crear un balance de juventud y veteranía.
Decisiones técnicas. Otra de las críticas recibidas por la dirección técnica fue la ausencia de un tercer receptor. Dominicana fue con Gary Sánchez y Francisco Mejía. En los juegos que salieron airosos, nadie tan siquiera los mencionó. Pero en los partidos ante Venezuela y Puerto Rico, fueron cuestionados los movimientos realizados o dejados de realizar por el manager Rodney Linares con respecto a la utilización de sus caretas. Pero todos conocían previamente las limitaciones defensivas ofensivas de cada catcher. ¿Entonces?
Situación similar con la utilización de jugadores que estuvieron en la banca. Sucede exactamente lo mismo, cada quien sabía su rol. Salvo que hubo promesas no cumplidas, pero eso es béisbol y siempre alguien va a estar inconforme exigiendo lo que se conoce como «tiempo de juego».
Las bajas. Todos los equipos sufrieron bajas, unas más importantes que otras, pero eso es lo que hay y así es la vida. Todos queremos cosas que humanamente no podemos tener. Entonces corresponde seguir adelante con lo que hay. No importa que Framber Valdez, Luis Castillo, Vladimir Guerrero o Fernando Tatis no hayan participado. Tocó competir con los que estaban disponibles.
Ausencia de ofensiva. Lo más importante y la verdad más cruda es que Repúbica Dominicana no bateó cuando tenía que batear, no voy a redundar en numeritos ni estadísticas. Vamos a la ecuación más simple del juego: gana el que haga más carreras. Usted no puede pretender ganarle a Venezuela y Puerto Rico fabricando apenas una y dos carreras respectivamente. Le ganó a Israel y a Nicaragua, equipos evidentemente más débiles que RD, pero para usted competir y ser grande, hay que ganarle a los grandes. La ausencia de bateo fue lo que dejó a Repúbica Dominicana eliminados en primera ronda.
Mérito a los lanzadores rivales. También tenemos que sincerarnos. Los lanzadores contrarios de Venezuela y Puerto Rico que se dieron a la tarea de silenciar a los rivales deben ser reconocidos. En el caso de la derrota ante Venezuela, Luis García estuvo excepcional. Una joya en esos tres innings en labores de relevo. Pero en general los lanzadores venezolanos se combinaron para permitir una sola carrera. Eso es resaltable y los brazos venezolanos no permitieron daño a un super lineup.
En el caso del picheo boricua, el asunto fue similar. Apenas dos carreras. ¿Vamos a seguir inventando excusas y vainas para encontrar culpables donde no los hay? La culpa no es que haya sido de Linares, de Machado, Candelario, Mejía, Franco, entre otros. No batearon y punto.
A la República Dominicana le viene un proceso de reestructuración, y no porque el núcleo fue malo, sino porque en todo fracaso toca revisar y trabajar para mejorar. Incluso aun ganando, la vida siempre permite buscar mejorías para optimizar cada punto. Así que tírenle el líquido y denle al mambo.
Foto: Gettyimages
Por: Jesús Linares @jesuslinares23