Shohei Ohtani sigue en el tapete. La razón es que es un fenómeno. No puede haber algún pelotero más completo ahora mismo. Esta semana, el bateador tuvo un juego de ocho carreras empujadas y al día siguiente recetó trece ponches. Es decir, la capacidad de hacer ambas cosas en el juego lo tienen como uno de los mejores del negocio. Es una máquina de marketing y a MLB le cae de maravilla tener un jugador de ese calibre.
Esto ha despertado el interés de propios y extraños. Los mismos protagonistas (los jugadores) sueñan con ser como Ohtani. ¿Ustedes se han percatado de la cobertura mediática de MLB con los llamados PPP (Position Players Pitching)? Evidentemente suelen lanzar con scores abultados y ponen un «melón» por el medio del plato, para evitar lesiones. Pero hay quienes quieren lanzar.
Ronald Acuña es uno de ellos, incluso manifestó públicamente su deseo de lanzar con los Bravos de Atlanta, pero no a «resolver» un juego de esos en que los dirigentes no quieren seguir usando el bullpen, sino que quiere lanzar duro y competir. «si picho voy a lanzar duro» dijo el venezolano a la prensa recientemente.
Multidisciplinas.
Ya sabemos que en el béisbol antiguo los lanzadores y bateadores existieron, al mejor estilo de Babe Ruth, pero ¿atletas que destaquen en dos deportes y puedan practicarlos al mismo tiempo? Sucedió con Deion Sanders aquel jugador de la NFL y de MLB quién ostenta el record de ser el único deportista en haber jugado una serie mundial y un super bowl. Sanders era un tipo corpulento, atlético, una genética bendecida. De hecho otros atletas quisieron imitarlo. Entre ellos nada mas y nada menos que Michael Jordan.
Recuerden aquel intento de Jordan de jugar béisbol con los Medias Blancas. Estuvo en la filial doble A con modesta actuación. Evidentemente era un super atleta, pero Sanders pudo hacerlo, Jordan no. Esto fue un fenómeno mediático en los noventa y Sanders ganó buen dinero con su imagen.
Dave Windfield destacó en multiples disciplinas, no solo en dos como Jordan o Sanders, pero finalmente se decantó por el béisbol y terminó dando 3000 hits. «Era un tipo grande» me dijo el ex receptor de grandes ligas Alex Treviño quien enfrentó a Windfield entre los 80 y 90. «En uno de los turnos al bat, él estaba alejado del plato y le pregunté si iba a batear, me dijo que estaba listo. Era un superatleta, se justaba a todo».
Se avecina una ola de jugadores de grandes ligas interesados en ser como la superestrella de los Angels, varios me han confesado querer ser como como el japonés. MLB sabe que no se consiguen esos fenómenos a la vuelta de la esquina, son difíciles de descubrir porque no hay tantos como la gente cree. Shohei ya brillaba en Japón y en el momento exacto dio el salto al show. Se viene la generación Ohtani, pero ¿Cuántos podrán emularlo?