Finalizó la carrera de Miguel Cabrera como pelotero, se viene nueva etapa
José Miguel Cabrera Torres es una de esas personas que nacieron para grandes cosas. Desde niño fue un talentoso atleta que compartió pasión por el volleyball y el béisbol.
Un muchacho criado en el popular barrio La Pedrera de Maracay, en el estado Aragua de Venezuela, a unos 200 kilómetros de Caracas.
Uno de esos contados adolescentes que ya eran millonarios antes de alcanzar la mayoría de edad. La regla es que muchos moriremos sin ser millonarios, Cabrera fue premiado con su talento desde finales de los años 90 con el entonces bono más alto para un prospecto venezolano el cual ascendió a 1.8 millones de dólares.

Nacido entre peloteros
La madre de Miguel, Gregoria Torres fue una jugadora de softball con una trayectoria de 13 años en la selección nacional de Venezuela. Ella fue parte importante de su crecimiento. Un reportaje de Las Mayores reveló parte de esas conversaciones madre-hijo que no suelen ser común.
«Yo bateo más que tu» le decía Gregoria a su hijo, un bateador de 500 jonrones y 3000 hits en el béisbol de las Grandes Ligas.
Solo una madre con esas habilidades en el madero puede decirle esas cosas a un hijo futuro miembro del Salón de la Fama de Cooperstown.
Su tío José Torres también fue parte de esa formación. Un entrenador de béisbol menor fue quien ayudó a Miguel en el desarrollo de su talento.
En Maracay es común escuchar que Cabrera sacó los genes peloteriles del lado materno. «Cabrerita es pelotero por su mamá, una familia de atletas», dice Ciro García, aficionado de los Tigres y residente del mimso barrio donde se crió Miggy.

Los números hablan por si solos
Nada que reprocharle al astro aragueño por una carrera maravillosa. 3000 hits no los da cualquiera, 500 jonrones menos. Aquí pasaríamos todo el día escribiendo cuanto logro obtuvo Miguel, incluyendo una triple corona de bateo, anillo de serie mundial y otros tantos premios.
¿Batalló al final de su carrera? Claro que si, pero no pasa nada. A los 40 años de edad muy pocos peloteros pueden rendir al máximo nivel. Las molestias físicas pasaron factura y eso no puede cambiarlo nadie.

No hay que restarle ningún mérito, todo lo contrario. Pudo haber sido mucho mejor. Pero lo que logró fue sobresaliente. Una superestrella del juego.
Los haters van a existir siempre, otros emprendedores dirán «siempre hay algo por mejorar», pero el punto es que Cabrera sentenció temprano una maravillosa carrera. Incluso antes de 2023 ya era un Hall of Fame.
Historias de un tigre de Maracay
Dos maltas
Recuerdo cuando Cabrera era un novato de grandes ligas, frecuentemente se le veía caminar por el José Pérez Colmenares de Maracay. Un día pasó por uno de los puestos de cerveza que están en la parte de atrás del home plate.
Cabrera le pidió dos maltas al vendedor y este se las dio y este se fue. Me acerqué y le pregunté al respecto. «Es Miguelito, puede venir aquí y pedir lo que quiera, es su casa», sonrió el caballero.
Casi la saca
Soy malo para recordar fechas, pero en una ocasión hubo una caimanera de softball y un home run derby organizado creo por Carlos Guillén y participaron Miguel Cabrera y la entonces estrella de la selección femenina de softball Mariangie Bogado.
Aquel evento fue un llenazo, los aficionados locos con Miguel Cabrera, quien ya era una estrella de Grandes Ligas. Cabrera fue homenajeado y a petición del público participó en el derby, bateaban pelotas de softball y Cabrera quien dijo que estaba fuera de forma por el offseason ganó el evento.
Recuerdo que los organizadores pusieron unas cercas más cortas que las medidas habituales del estadio Cabrera intentó sacar la pelota del parque, no lo pudo lograr, pero como quiera obtuvo todos los aplausos del público. Una gran tarde en Maracay.
El pelotazo del niño
En esa misma tarde, durante el evento, Cabrera estaba firmando autógrafos en las afueras del dogout de los Tigres. La gente desde las gradas le lanzaban pelotas, las cuales firmaba y devolvía.
Hubo un momento en que un pequeñín lanzó la pelota, pero Cabrera estaba firmando una barajita y la pelota lo golpeó en la cabeza. Enseguida volteó sorprendido, y el personal de seguridad entró en alarma.
Afortunadamente les explicaron la situación y Miguelito se quedó con su pelotazo a 3 millias por hora.
Hombre de oficina
Cabrera permanecerá trabjando con los Tigres de Detroit. Le han ofrecido un trabajo como asistente especial del Gerente de Operaciones de Béisbol.
Miguel manifestó a inicios de temporada que quería mantenerse en el mundo del béisbol. «Quiero quedarme aquí, y ayudar, quiero trabajar con los peloteros, ayudar en lo que pueda y compartir lo que aprendí durante todos esto años».

Seguramente veremos a Cabrera junto a los ejecutivos de los Tigres en la próxima primavera en Lakeland, base de los Tigres en Spring Trainning, pero también es un hombre de terreno, así que lo más probable es que cumpla múltiples funciones.
Después de todo, es un tigre de béisbol.