David Murillo @daless3z
El fútbol es sin duda el deporte más importante del mundo, capaz de todo de revolver masas, de apaciguar tensiones, de hacer explotar emociones, logra que rivales se abracen y que familias se unan. El fútbol es tan especial, porque las estrellas son los jugadores, personas que muchas veces nacen del corazón de los pueblos.
En un deporte donde los focos estaban tan puestos sobre los jugadores, donde el deportista se ha vuelto una superestrella y acapara grandes contratos, nace la oportunidad de que ciertos personajes que no son especialmente los futbolistas puedan brillar, así como árbitros, encargados de campo, fotógrafos, relatores y comentaristas. Son muy pocas las ocasiones en las que estos elementos se convierten en estrellas casi igual de importantes que los jugadores.
Amante del fútbol desde siempre, comprendí mis limitaciones técnicas en un deporte donde cada dia y con más frecuencia tienes que ser un sobrenatural, me di cuenta que amaba también el otro lado del deporte que no es jugarlo, sino disfrutarlo y a muy temprano edad escuche una entrañable narración de una de las voces más famosas del mundo del balompié.
Una narración tan histórica como el gol que relato, tan imponente como los movimientos del Diego, tan explosiva como la personalidad del 10 y es que un gol magnífico no podía tener una narración de menor nivel. Estamos hablando del gol de Maradona a Inglaterra donde elude a todos los rivales y define como los dioses. Pero lo que convierte a ese gol en algo aún más magnífico es escuchar al maestro Victor Hugo Morales detallando la carrera del Diego desde la cabina del Azteca, desbordado de admiración como todos aquellos que en su momento lo veían dejar en su camino a cuantos ingleses le llegaran.
Basta con escuchar la voz imponente de Victor Hugo para darse cuenta que lo que estaba sucediendo era un acto sin precedente, era un acto de suma relevancia para la humanidad, en ese momento Victor deja de ser un profesional y se convierte en un aficionado, un aficionado con la bondad verbal que solo el podia tener y explota viendo el eclipse futbolístico del diez y cierra todo con quizás el apodo más hermoso jamás puesto Diego «Barrilete Cósmico».
Escuchar esta narración es un acto de alegría sin igual, es la descripción de cómo debe realizarse un acto histórico, eriza mi piel y me hace trasladarme a un momento donde todos agradecen al universo por la magia en los botines de Maradona.
Un maestro, un tipo conflictivo, algo natural en genios y mentes brillantes, un hombre que abandonó su natal Uruguay y se mudo a Argentina donde integró diferentes programas, compartió micrófonos con aquel al que vio hacer historia y narró miles de goles y partidos, reconocido por muchos «el relator deportivo por excelencia de habla hispana», Victor Hugo dejó grabado un momento mágico y como él mismo cuenta fue una explosion de emociones y eso lo hizo callar mucho tiempo después del gol, el agotamiento y la emoción explotaron en su ser tal cual volcán.
En un momento que no muchos recuerdan Victor Hugo grita ¡perdonenme! y finalmente cierra su memorable narración con un «Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas» yo doy gracias por esta narración y la oportunidad de descubrir que mi pasión por el juego iba más allá de disputarlo, sino también en contarlo al mundo y yo hoy te regalo un ¡Gracias Victor Hugo!
Foto: Cortesía.