La reciente polémica ocurrida alrededor de los Tiburones de La Guaira desató fervor en la afición, especialmente entre caraquistas y tiburoneros, pero es que hasta magallaneros, aguiluchos, cardenaleros y tigreros se han metido en el asunto. La rivalidad Caracas-La Guaira está candela porque el asunto se ha trasladado más allá del terreno de juego. Incluso, el «dueño» de los Tiburones ha estado alborotando el avispero, y vaya que las abejas han salido del panal.
Sin aviso y sin protesto
Todo comenzó con la remoción del puesto de Gerente General de César Collins. Desde La Guaira informaba Wilmer Ruperti, su nuevo propietario que Collins dejaba el cargo pero se mantenía en la organización. En una especie de degradación, fue relevado de sus funciones y su lugar ocupado por Alberto Díaz, definido por el mismo Ruperti como un «distinguido caballero, amplio conocedor de la materia deportiva. Pero a los ojos de los aficionados, Díaz es un desconocido en el mundo de la gerencia deportiva en la pelota profesional.
Según Collins, nadie le avisó. Lo sacaron, lo hicieron a un lado, y le ofrecieron permanecer en la organización, como gerente deportivo. La dignidad no se negocia. Sí tu diriges alguna organización, algún departamento, de lo que sea, y de la noche a la mañana te dicen que alguien va a ocupar tu puesto y tu estarás en una posición inferior, eso atenta a tu dignidad. La renuncia es un deber moral.
La noticia no cayó bien entre fanáticos guaristas, pues a Collins se le atribuye la reconstrucción del equipo, y como el mismo dijo, fue el enlace entre los dueños anteriores y el nuevo propietario. De hecho, Collins posteó en sus redes que nadie le avisó sobre el movimiento que lo dejaba fuera de la gerencia general. De hecho, muchos lo vieron como una especie de despido indirecto, aunque básicamente, un cargo de tal rango es un cargo de libre remoción. No necesariamente se tengan que dar tantas explicaciones, pero definitivamente La Guaira, no respetó las formas.
Firmado
Famoso por aquellos post en donde la palabra «firmado» acompañaban una foto de Collins junto a diferentes grandeligas, fue una especia de estrategia de mercadeo en la que el depuesto gerente general de los Tiburones de La Guaira, realizaba una gira por los Estados Unidos y se reunía con diferentes peloteros de grandes ligas, una foto sellaba el acuerdo de participación, que incluyó entre otros a José Quijada, Carlos Sánchez y Ronald Acuña.
De hecho, fue con Ronald Acuña donde se vio ese «trabajo» de Collins, digamos que mostraron a la afición de como podía manejar la situación con el grandeliga de los Bravos de Atlanta para que se uniformara y debutara en Venezuela con Tiburones, a pesar de pedir públicamente que lo cambiaran rumbo a Cardenales de Lara.
El debut de Acuña fue un hecho, y los méritos recayeron sobre César Collins.
El que te conté
Ruperti, un magnate chavista y ahora dueño de Tiburones dijo en una entrevista telefónica «el martes le partimos el que te conté a los Leones del Caracas, sí Dios quiere». Esas declaraciones enfurecieron a los aficionados caraquistas quienes rápidamente se volcaron a las redes para defender a su equipo. Un 9×1 fue el resultado del juego al que el directivo se refería. La Guaira caería derrotado y eso sigue generando comidilla en redes sociales.
La dignidad no tiene precio
Horas mas tarde, Collins emitió un comunicado en el que renunciaba a cualquier cargo dentro de los Tiburones, como les digo, insisto, una degradación, no es un despido indirecto, es más que eso.
El asunto no es nuevo, a Collins lo querían sacar desde octubre, pero se había mantenido en el cargo. No es nuevo que en Tiburones, personas ajenas a la directiva «asesoren, opinen y sugieran», eso sucedía incluso con los dueños anteriores. Amigos de los dueños, secretarios y hasta periodistas opinaban y hasta de estrategias de pelota, de turnos al bate y de cambiar alineaciones.
Collins se tardó un poquito mas de lo normal en decidir que hacer, pero al final hizo lo correcto, lo que un ser humano digno debe hacer. Más allá de buena capacidad de negociar, de resultados, de haber metido al equipo en una final, no ganó el título, pero lo que le queda es la dignidad.
Nuevos rumbos
¿A dónde irá César Collins tras su salida de Tiburones de La Guaira? Vamos a comenzar por ubicarnos en tiempo y espacio. La Liga Venezolana de Béisbol Profesional es una liga de contactos, de relaciones. o acaso ¿usted cree que un equipo necesita un Gerente General y ponen un aviso en el periódico y usted va y mete su curriculum y lo van a contratar? Esa no existe. No es verdad que eso es así.
No voy a entrar en demasiados detalles, pero tradicionalmente los equipos de la LVBP son manejados por familias propietarias de dichas organizaciones y los gerentes salen del seno, de gente de confianza. No es que no haya gerentes buenos afuera, sino que es un asunto de confianza y sobre todo de control.
¿No me creen? echen sus numeritos. ¿Quién maneja las Águilas del Zulia? Amaro y los Machado. A pesar de las diferencias que puedan tener, son las mismas familias. Difícilmente puedan ir y contratar a alguien externo y darle plenitud de poderes en las operaciones de béisbol, y menos en el tema de las finanzas. Esa no existe.
En Cardenales de Lara es más o menos lo mismo, al igual que en Anzoátegui y Margarita. En Aragua y Magallanes las cosas se manejan diferente pero en Valencia la directiva da vueltas constantemente en su mismo eje. Los Tigres se manejan con influencia política y Los Leones del Caracas se manejan más o menos de manera similar.
Es posible que Collins consiga trabajo, claro que si, pero no tiene nada garantizado, no porque no pueda gerenciar, sino porque en la LVBP no va a recibir esa varita mágica de poder. Analicen algo por un momento. El que sale del negocio, es difícil que vuelva a ser contratado, ejemplos hay varios. Pero cuando sales del círculo de la confianza, no regresas.
Otro punto es que Collins no ganó el título. Llegó lejos, eso es bastante, pero no ganó, aunque eso no es lo verdaderamente importante. Es asunto de quién manda.
La Guaira nombró a Luis Sojo como su nuevo gerente deportivo. Collins es historia en Tiburones.