Sus más de 500 victorias en la LVBP marcan el legado del gran dirigente
La muerte de Buddy Bailey nos trae la oportunidad de resaltar lo maravilloso que fue su carrera como dirigente en la pelota. En especial para el aficionado venezolano. Al mano de los Tigres de Aragua, logró alcanzar el estrellato rodeado de grandes figuras que incluyen al futuro miembro del Salón de la Fama de Cooperstown Miguel Cabrera.
Los Tigres que encontró Bailey eran una mezcla de veteranos y prospectos con buen potencial, pero también tenía peloteros que parecía dar sus ultimas bocanadas en la humeante LVBP. La experiencia de décadas en las menores le hizo pulir todo ese diamante y combinado con magistrales movimientos, lograron construir lo que se conoció como «La Dinastía».
Los Tigres nunca han tenido el pergamino de Caracas y Magallanes, pero Bailey se encargó de cambiar la historia. Seis títulos en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional hablan de la capacidad para dirigir, mantener armonías y sobre todo tener el tacto de ejecutar movimientos que a veces parecían tontos, pero que al final de la jornada, cuando caía el out 27, el tiempo le daba la razón.
Tiempo contado para los pitchers
Cuando Bailey te llamaba a lanzar, podías tener la seguridad de estaba confiando en ti. Te daba la pelota con una misión, la pelota es impredecible y nadie podía saber que iba a pasar, pero Buddy siempre parecía estar un paso adelante y preparado digamos dos o tres innings más allá.
En aquel entonces, no existía la regla de enfrentar tres bateadores, así que Bailey al entender perfectamente el asunto, exprimía todas las naranjas del saco, sin sacarles todo el jugo, las usaba todas. Entendía los recursos y los administraba con habilidad magistral.
Podías estar lanzando un no hitter, pero Bailey prefería traer un brazo fresco del bullpen, un match up que ya tenía en meSnte y nadie le iba a sacar esa idea de la cabeza. Fueron muchos los lanzadors que terminaron enojados con el manager por quitarles la pelota cuando ellos consideraban que estaban haciendo buen trabajo. Pero es Buddy Bailey. Los rangos se respetan.
Merecido respeto
El también manager Ozzie Guillén, campeón de Serie Mundial en 2005 con los Medias Blancas de Chicago y campeón con los Tiburones de La Guaira en la pelota invernal venezolana dedicó unas palabras a Bailey.
«Un hombre que le dio mucho al béisbol en Venezuela, sin dudas el mejor manager, descansa en paz. Cada equipo que dirigiste y cada fanático testigos de tu grandeza no te olvidarán».
Cuando dos peloteros de los Tigres tenían líos de faldas, y las cosas estaban tensas en la cueva bengalí. Bailey se las arreglaba para hacerles entender que hay que ganar el juego. Sin hablarse, enemistados y molestos, había que jugar pal equipo y ganar la partida.
Ese era Welby.