Sorteadas las dificultades, por fin su madre pudo verlo lanzar en un estadio de Grandes Ligas
Brusdar Javier Graterol debutó en las Grandes Ligas el 1 de septiembre de 2019. Era apenas un jovencito de 21 años que recién alcanzaba la mayoría de edad en los Estados Unidos.
En ese juego, lanzó un inning en blanco y recetó un ponche vistiendo entonces el uniforme de los Mellizos de Minnesota.
Su sinker meteórica le ha permitido mantenerse en el juego desde ese entonces. Cada temporada transcurrida ha servido de aprendizaje y mejoría para colocarse hoy como uno de los grandes relevistas de Las Mayores.
Graterol, un ganador de Serie Mundial en 2020, y parte fundamental de esta versión de Dodgers de Los Angeles de 2023 que estarán nuevamente en postemporada, nunca había tenido a su madre en las gradas.
Las trabas migratorias y la ruptura de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos dificultan aun más el proceso.
La noche del lunes, finalmente Ysmalia pudo ver a su hijo lanzar en un parque de grandes ligas.
El derecho nacido en Calabozo, estado Guárico vino a trabajar el octavo inning ante los Tigres de Detroit y los Dodgers coronaron una nueva victoria.
Su madre estaba en las gradas y pudo ver la actuación de su hijo.
La felicidad y el tiempo
Ysmalia fue una madre soltera, tuvo que criar sola al hoy lanzador de los Dodgers, y eso justamente le sirvió de inspiración a Brusdar para progresar y llegar al máximo nivel en la pelota.
Pero, no todo era color de rosa: Su madre no lo veía lanzar desde el 2015 cuando era un novato en la República Dominicana. Tampoco pudo estar en momentos importantes de su vida como su debut en MLB, su matrimonio, el nacimiento de su hija y otros momentos especiales.
Tras varios años intentando traerla al país, finalmente lo consiguieron. Graterol describe la felicidad del momento.
«Es muy especial, cuando la vi no sabía que decir, solo lloré de felicidad, le he dedicado todo lo que he hecho a ella».
«La meta es que celebre con nosotros la Serie Mundial» recalcó.

Un camino duro
Firmado originalmente por los Minnesota Twins por un bono de 150.000 Graterol en principio era un flaco que no tenía fuerza en la bola. Los scout no se interesaron en el. Posteriormente fue mejorando y llegó la oportunidad de firmar con los Mellizos.
En 2016 pasó por la cirugía Tommy John. Perder el año no fue motivo para perder tiempo. El trabajo de pesas sería la opción y dio sus frutos. Cambió su cuerpo y la velocidad aumentó considerablemente.
Las dificultades físicas y mentales han estado siempre presentes, pero Graterol utiliza una frase interesante. «Los tiempos de Dios han sido perfectos».
Todavía recuerda cuando su madre, una ex jugadora de sofball, le entrenaba y lo ponía ready para buscar esa firma.

Ese amor de madre representado también por su entrenadora sirvió de empuje para llevar a Graterol a donde está hoy.
Ahora disfrutan de unos Dodgers enrachados y rumbo a postemporada.
Foto: Dodgers de Los Angeles.